viernes, 30 de noviembre de 2012
CEREMONIA DE LICENCIATURA GENERACIÓN SESQUICENTENARIO
Las
palabras de la Sra. Directora Lorena Cortes
aludían al proceso de restablecimiento de confianzas entre los distintos
actores del que hacer liceano, se
entienden en ese contexto, como asimismo su enorme emoción, al conseguir culminar exitósamente un año, pródigo en dificultades.
No
podemos menos que descubrimos ante esta novel
directora, quien encabezando audazmente
a su equipo directivo, docente y administrativo con un
coraje enorme, ha sabido sortear dificultades que sobrepasan, con creces, de la diferencias normales de una gestión directiva, exacerbadas por la desconfianza, especialmente por la remembranza de malas practicas prácticas, característica propia de gestiones pasadas.
La
ceremonia, amenizada por dos conjuntos
de envidiable categoría; como lo son el Coro de liceo, dirigido por Anamaría Pietrantoni, y el conjunto de música
andina dirigido por el profesor Andrés Olivares, se desarrollo ágil y emotivo.
Todos
los actores; alumnos, apoderados, cuerpo docente, paradocentes, pusieron lo suyo, para conseguir
inscribir la” Licenciatura del Sesquicentenario”
como un evento que será recordado como una paso fundamental en el renacer del Liceo Eduardo de la Barra.
Invito
a los ex alumnos de generaciones recién pasadas y especialmente a aquellos de generaciones más pretéritas a informarse de esto, que no lo miren sólo como una simple ceremonia académica
tradicional, porque sería una visión plana que nada tiene que ver con la
realidad actual.
No
me cabe duda que esta generación, surgida
y templada en tiempo duros, llenará de
orgullo a sus docentes y a sus padres, y
serán grandes alumnos en la enseñanza
superior y en el mundo laboral demostrando que el crisol del LEDLB, sigue nutriendo a la
sociedad chilena de excelente personas.
En
alguna ocasión señalamos que aquellos que tuvimos el privilegio de pasar por el
Eduardo de la Barra nos asistía un compromiso ético con este liceo, mucha más
importante que el acto reflejo del Recuerdo de los viejos
tiempos.
Estudios
muy sesudos indican que la memoria de los viejos recuerdos se refuerza
en la medida que pasan los años aún cuando la senilidad haga que se borren los recuerdos inmediatos; los recuerdos de la infancia y la adolescencia, se mantienen incólumes
hasta la muerte. Por lo tanto discúlpenme, por afirmar que el mero recuerdo no nos diferencia en nada, de nadie.
Creo
que la gran diferencia estaría en que aportemos a lo que nos propone el
presente. Nuestra Capacidad de aunar esfuerzo con los protagonistas de liceo de los próximos 150
- en la medida de cada cual- años ayudara, sin duda, a resolver las dificultades del presente y nos
permitirá no solo asomarnos al futuro sino que enriquecernos como personas.
Para
quienes el liceo no solo pasó sino que
quedó en el corazón que mejor que aportar al viejo, pero siempre joven Liceo de siempre.
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